martes, 22 de marzo de 2011

Mujeres de paja

Intento volver a escribir, a vivir, a morir,a actuar,
a amar, después de haber estado encadena contra un muro por horas, días y años.
Salgo con un puñado de luz entre mis manos rojas, acompañada de millones de soles.Decido comenzar a disparar en diferentes direcciones, como la multiplicación de células,llenas de osadía y espíritu entusiasta, atacando contra el servilismo, contra las almas mediocres que encadenan a las almas libres.
Vuelven a mi las mujeres de paja, me hablan, me vuelven a invitar a su mundo, se comunican conmigo a través de sus rituales,las veo danzar, me invitan a bailar, a arrastrar los pies por la tierra,lo hago con alegría,
y de a poco van borrándose, como se borra una vida, como se borra mi vida.Me distraigo unos segundos y
entonces mi visión cambia y las veo prenderse fuego.Del fuego sale un toro decapitado que
se acerca a mi, ya no tengo ni cuerpo,ni mente, solo tengo un espíritu, solo soy un dios blanco, solo soy un viejo en la montaña. Viene a mi el toro intensamente violento, quiere atacarme y lo enfrento, me quedo inmóvil frente a su rostro amarillo con betas negras alrededor de sus ojos, por alguna razón el también se detiene,se queda inmóvil observándome y me mira profundamente, pero yo ya no tengo rostro.
Solos, los dos, llenos de sueños. Después de todo empiezo a elegir,
Después de todo el había sido quien había cortado las cadenas, que entre ellas, estaba la mía.
Una voz me interrumpe, estoy segura que sale de la almohada, me dice "sos lingüista", creo suponer
que es una de las mujeres de paja, que viene a conversar en las noches conmigo.
Pero me equivoco, es el muchacho toro, que había perdido la vida por nuestra libertad. Lo
habían decapitado después de dejar en libertad a miles de hombres por 1905 en Rusia.


Lucia Rios
www.maquinadepeces.blogspot.com


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